Hace unos meses vino mi linda madre a visitarnos y con ella trajo un montón de regalos y consejos de crianza… muchos consejos de crianza. Entre todas estas encomiendas, me entregó un artículo recortado[1] del diario chileno La Tercera que se titulaba así: ¿Por qué los niños franceses se portan bien?. Para los que no saben, Baby Girl es mitad chilena mitad franchute y he ahí la razón de por qué este artículo causó tanta sensación entre mis familiares chilensis.
Para mi mamá fue todo un descubrimiento. Cuando leyó
este artículo, me llamó de lo más entusiasmada y orgullosa al enterarse de la
lotería genética de su nieta. Era algo así como si Baby Girl tuviera un
botoncito en la espalda que se moviera entre Marraqueta mode y Baguette
mode. Era cosa de moverle el pitutito y Baby Girl se pone la boina, la servilleta
en la falda y se comienza a comportar como una French Baby.
No es la primera vez que escucho esto de los niños
franceses. Primero las mujeres que no engordan, luego que los hombres son los
mejores amantes, la mejor cocina y el mejor vino… era obvio que los niños
tenían que ser los mejor portados. Y para qué nos vemos la suerte entre
gitanos, los franceses la llevan.
El artículo ¿Por qué los niños franceses se portan
bien? trata de un libro llamado “French Children Don't Throw Food” de Pamela
Druckerman, una americana que después de vivir un tiempo en Francia decide
escribir este libro de por qué los niños franceses se portan como si hubiesen
hecho un intensivo en una escuela de diplomacia.
Más que hablar del libro, y si Baby Girl califica para
la categoría Baguette, lo que me ha llamado la atención es la recibida que este
libro ha tenido por parte de algunas madres inglesas. Luego de leer una serie
de comentarios en un periódico online, me queda claro que esto es peor que
Waterloo. Y la verdad es que entiendo a las mamás inglesas. Después de correr a
la cuna cada vez que su bebé llora, llevarlos a clases de música, natación,
señas, canto, yoga y quién sabe qué otra cosa, dedicarse a ellos por un año
entero en muchos casos, pelearse con la peineta, con el marido y con el
gimnasio; llega esta americana que les dice cómo la mamá francesa, que sale con
skinny jeans después de dar a luz, come pan con queso y no engorda, deja llorar
al bebé hasta que se duerma, vuelve a trabajar a los tres meses, no amamanta
por mucho tiempo, deja que su niño se aburra para que se entretenga solo, se
pone perfume, tacones y una mochila de autoestima, termina criando niños bien
portados y felices.
“#@!!% you Pamela!”
deben de haber sido los comentarios suprimidos en la página del periódico
online.
Ahora la pregunta es qué tipo de mamá me toca ser a mí.
¿Será que yo también tengo un botoncito en la espalda que dice Chilean mode (CHM) – French mode (FM) – English
mode (EM)? Igual a veces me peleo con la peineta (EM), pero también me
pongo perfume (FM)… igual llevo a Baby Girl a clases de natación (EM), pero
también la dejo que se aburra (FM)…, igual como queso (FM), pero no bajo de
peso (EM)…, igual le pongo 10 capas de ropa a Baby Girl cuando hay menos de 20° (100% CHM). Soy
una mamá sin identidad. Soy una Mamá in London.
¿Y Baby Girl? Debería preocuparme cuando me tira un
pedazo de manzana por la cabeza? ¿O cuando mi ropa tiene manchas de zapallo?
Las salidas a restaurantes no han sido tan problemáticas, siempre y cuando haya
un pedazo de pan con qué entretener a Baby Girl[2].
Y hablando de pan, ¿qué tipo será mi hija, baguette o marraqueta? Creo que pinta
tipo baguette… baguette con mortadela.