Menos de tres meses y Baby Girl ya tenía su primera
invitación a una fiesta de disfraces. Un baby halloween organizado por una de
mis amigas todopoderosas, de esas que son mamás y organizan fiestas al mismo
tiempo.
La verdad es que no tengo los mejores recuerdos de
Halloween. Más bien, no tengo muy buenos recuerdos de las fiestas de disfraces.
De chica, cuando me tenía que disfrazar para un cumpleaños, me acuerdo que
siempre terminaban arreglándome algo de última hora, porque obviamente y con
toda razón mi mamá no tenía tiempo para zurcirme un traje de hada. Así que de
una forma u otra, siempre terminaba con el mismo disfraz que nunca fallaba:
gitana. ¿Qué mamá no tenía una falda larga, un pañuelo y unos aros de argolla?
Si mal que mal ¡eran los ochenta! Por suerte siempre había otra gitana en el
cumpleaños y secretamente nos mirábamos compartiendo nuestra desdicha.
Ahora Halloween. La verdad es que en Chile, la fiesta
de las brujas no se celebraba mucho en ese tiempo pero poco a poco entre
Salvado por la Campana y otros hits televisivos de los 90, nos fuimos
americulturizando y la calabaza de la feria empezó a tener otra connotación a
parte de la cazuela. Me acuerdo de mi primer Halloween. Mi amiga nos invitó a su
casa porque en su barrio había varios niños que se habían organizado para pedir
dulces. Había que pensar en el disfraz (que no podía ser de gitana porque eso
no era terrorífico). Mi grupo de amigas decidió que la temática serían Los
Locos Addams, entonces nos teníamos que repartir los personajes. A mí me
adjudicaron Pugsley el hijo gordito de los Addams (súper buena onda mis amigas).
Bueno, esta vez sería el primer Halloween de Baby
Girl, así que tenía que hacer algo al respecto. El 30 de Octubre fui a
comprarle un traje de calabaza a Baby Girl. Después de recorrer todas las
tiendas infantiles me fue imposible encontrar algo porque estaba todo agotado. Todas
los trajes de calabaza de 0 a 12 meses habían sido arrasados por otras mamás, y
digámoslo bien, por mejores mamás que yo que se habían organizado con tiempo.
El primer Halloween de mi hija y la iba a tener que disfrazar de gitana. Pero
no me rendí. Si no había disfraz, yo se lo iba a hacer. Recorrí el supermercado
buscando cosas de Halloween que me sirvieran para hacer un disfraz. Un poco
ambicioso para alguien que tuvo promedio 5 en artes plásticas. Pero en fin, lo
único que encontré con potencial fueron unos platos de cartón con unas
calabazas. Después de usar unos 6 platos, terminé recortando la calabaza y la
pegué en una polera de Baby Girl. Me quedó bien bonita la polera aunque para
mis adentros me seguía sintiendo una mala madre.
Cuando llegué a la fiesta, todas las guaguas estaban
disfrazadas con todos los trajes que yo no encontré, Damn!
Baby Girl se veía muy bonita con su disfraz, aunque la
calabaza de cartón ya se estaba despegando y estaba colgando de una de las
esquinas. Tuvo harta aceptación mi disfraz, después de todo fui la que le puse
más empeño. Pero no le vamos a decir a Baby Girl que ese fue su primer
Halloween, mejor me reivindico el próximo año ¡espero que no se acuerde!
yo encuentro buenisimo el primer halloween di Baby Girl!!
ResponderEliminar(y vivan las tetas!!! jii ji ji)
besitosss
MaK
Jejejejeje, Gracias Maquita!!! Besitos
EliminarMe gustó el primer haloween de Baby Girl, creo que es más meritorio el disfraz de calabacita esforzado que haber invertido unas lucas en un disfraz producido... Sabes que te recuerdo vestida de hijo de los Locos Adams... Me tinca que acompañé al papá a dejarte a la casa de tu amiga, porque me acuerdo perfecto de ese momento, tenemos que haber sido bien chicas eso si, pero te recuerdo vestida así!
ResponderEliminarMuchos besitos, quedo a la espera de la próx. actualización del blog...
Fran.